PRIMERO VIVIR Y LUEGO SOBREVIVIR


El día 19 de octubre se celebra el día mundial del cáncer de mama, el tumor más frecuente en las mujeres. Solemos decir que una de cada ocho mujeres padeceremos un cáncer de mama a lo largo de nuestra vida.

Según los datos aportados pro la Sociedad Española de Oncología Médica, en el año 2024 se van a diagnosticar más de 36.000 nuevos casos de cáncer de mama en España. En las últimas décadas el número absoluto de cánceres de mama ha ido en aumento, principalmente por un envejecimiento poblacional y la asociación de otros factores de riesgo conocidos como son un menor tiempo de lactancia materna, disminución de número de hijos por mujer o nuliparidad, mayor edad del primer parto o incluso la obesidad. La incidencia de cáncer de mama aumenta con la edad, pero, aunque en menor medida, también están aumentando los casos de cáncer de mama en población joven.

Los tratamientos disponibles actualmente para este tumor, y especialmente los programas de cribado de diagnóstico precoz consiguen que, a pesar de este aumento de incidencia, no aumente la mortalidad. Por ello, cada vez nos encontramos un mayor número de mujeres supervivientes a un cáncer de mama; y son mujeres que, como el resto, desean en ocasiones tener hijos o retomar su actividad sexual como parte de su vida.

Una de las cuestiones a valorar previamente al inicio de tratamiento de un cáncer de mama es el deseo genésico de la mujer, y si éste está o no cumplido. Ya forma parte de la cartera de servicios de la Sanidad Pública la preservación de la fertilidad por un proceso oncológico, es decir, la vitrificación de ovocitos para poder utilizarlos posteriormente mediante una técnica de reproducción asistida.

El cáncer de mama también puede afectar a la vida sexual debido a los cambios físicos y a los efectos secundarios de la enfermedad y el tratamiento; asimismo, es habitual que el estado de ánimo, y la salud emocional y mental en general, se vean afectados.

La salud sexual de las personas puede verse afectada negativamente tras un diagnóstico de cáncer de mama por una serie de razones que incluyen una posible pérdida de la libido causada tanto por determinados efectos secundarios del tratamiento del cáncer de mama como por cuadros depresivos por el propio diagnóstico de cáncer; molestias o dolor durante las relaciones sexuales, o inmediatamente después de ellas, sobre todo si se han administrado ciertos fármacos que inducen un fallo ovárico o menopausia; una imagen corporal negativa tras cirugías como las mastectomía o tumorectomías amplias, o la radioterapia local.

Por ello, los profesionales implicados en el tratamiento de las mujeres a lo largo del largo proceso que incluye diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las mujeres que sufren cáncer de mama, debemos tener en cuenta estos aspectos que afectan a la esfera de salud sexual y reproductiva de las pacientes, incluirlos en la historia clínica y realizar un abordaje multidisciplinar de los mismos.

Me gustaría aprovechar para animar a todas las mujeres a acudir a los programas de cribado oncológicos de manera reglada, ya que gracias a estas pruebas de detección temprana podemos conseguir que cada día sean más las pacientes que sobreviven a este tumor y con una buena calidad vida posterior.

Ana Álvarez González

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