
EL IMPLANTE HORMONAL Y LOS CAMBIOS
EN EL PATRÓN DE SANGRADO: DESAFÍOS,
OPCIONES DE MANEJO
Y EL ENFOQUE
DEL ASESORAMIENTO REPRODUCTIVO
EN ATENCIÓN PRIMARIA
Uno de los objetivos de los profesionales sanitarios implicados en la atención a la salud sexual y reproductiva es ayudar a que las personas alcancen los resultados reproductivos deseados.
El asesoramiento anticonceptivo ha ido evolucionando, transitando desde un modelo directivo a un modelo personalizado, centrado en la persona y reconociendo los múltiples factores que influyen en las decisiones individuales sobre los temas relacionados con la anticoncepción.
Un enfoque basado en la toma de decisiones compartidas, donde el profesional de la salud ayuda a la usuaria a tomar la mejor decisión informada y coherente para sí misma, respete sus preferencias y responda a sus valores y necesidades, ha demostrado que proporciona mayor satisfacción y confianza y se asocia con una mayor probabilidad de continuar utilizando el método elegido.
Sin embargo, la implementación de la toma de decisiones compartida en la práctica clínica habitual enfrenta desafíos significativos, estos incluyen: la resistencia al cambio, la falta de tiempo, la necesidad de formación y recursos o la adaptación a diferentes contextos clínicos.
La matrona, como especialista en atención integral, juega un papel fundamental en superar en gran medida estos desafíos. Generalmente, las matronas dedican más tiempo a la atención individualizada, lo que favorece una discusión más profunda y detallada sobre las opciones disponibles y las preferencias de la mujer. Además, la relación a largo plazo que puede establecer con la mujer favorece un acompañamiento constante, lo que refuerza la toma de decisiones informadas y alineadas con sus valores sobre su salud sexual y reproductiva. Actúa como una pieza clave para que la atención sea más participativa, respetuosa y efectiva.
En la actualidad, el implante hormonal se ha consolidado como una opción segura para la anticoncepción de larga duración, ofreciendo a las mujeres, desde la menarquía y hasta el final de su vida reproductiva, una alternativa discreta, reversible y confiable con un perfil de seguridad favorable, bien tolerado en la mayoría de las usuarias y puede utilizarse incluso inmediatamente después de un parto o un aborto, lo que facilita su incorporación en diferentes momentos del ciclo reproductivo y en distintas circunstancias.
Sin embargo, el implante hormonal se asocia con alteraciones en los patrones de sangrado uterino, que pueden variar desde la amenorrea hasta un sangrado frecuente no programado. En general, muchas mujeres perciben una reducción en la cantidad y frecuencia, no obstante, algunas usuarias pueden experimentar patrones de sangrado irregular, frecuente o prolongado que pueden persistir y generar incomodidad o preocupación pudiendo afectar a su satisfacción y adherencia al método llegando a considerar el sangrado no programado lo suficientemente molesto como para considerar la extracción del implante anticonceptivo.
Es importante que los profesionales de la salud directamente implicados, médicos de familia y matronas, estén informados sobre las causas de estos cambios y de las estrategias para manejarlos de manera efectiva y, antes de retirar un anticonceptivo altamente seguro, se ofrezca a las usuarias un tratamiento médico para minimizar sus síntomas. No existen comparaciones de la eficacia de las diferentes opciones de tratamiento para el sangrado no programado, por lo que se desconoce la estrategia terapéutica óptima para manejar estos patrones de sangrado no aceptables.
Diferentes autores proponen comenzar con asesoramiento de apoyo (explicando que el sangrado no es peligroso ni disminuye su eficacia y que probablemente mejorará con el tiempo y recomendando utilizar un diario de sangrado para registrar de manera detallada la duración, cantidad y características del sangrado, ayudando a tener una visión clara de su patrón) y ofrecer la administración de AINE como terapia inicial o terapias hormonales complementarias, como anticonceptivos orales combinados o progestágenos adicionales, durante un período determinado. Estas estrategias pueden evitar que las mujeres abandonen el método y disminuir el riesgo de embarazos no deseados. El implante hormonal es el método más efectivo, incluso más que la vasectomía y la esterilización tubárica.
La asesoría y el seguimiento cercano por parte de la matrona son fundamentales para identificar y tratar estos casos de manera oportuna, garantizando así la continuidad y aceptación del método. Puede ayudar a identificar si estos cambios pueden ser normales o si podrían indicar algún problema que requiera atención médica. También ofrecer apoyo emocional, responder dudas y proporcionar recomendaciones para manejar los sangrados irregulares.
El asesoramiento anticonceptivo ha ido evolucionando, transitando desde un modelo directivo a un modelo personalizado, centrado en la persona y reconociendo los múltiples factores que influyen en las decisiones individuales sobre los temas relacionados con la anticoncepción.
Un enfoque basado en la toma de decisiones compartidas, donde el profesional de la salud ayuda a la usuaria a tomar la mejor decisión informada y coherente para sí misma, respete sus preferencias y responda a sus valores y necesidades, ha demostrado que proporciona mayor satisfacción y confianza y se asocia con una mayor probabilidad de continuar utilizando el método elegido.
Sin embargo, la implementación de la toma de decisiones compartida en la práctica clínica habitual enfrenta desafíos significativos, estos incluyen: la resistencia al cambio, la falta de tiempo, la necesidad de formación y recursos o la adaptación a diferentes contextos clínicos.
La matrona, como especialista en atención integral, juega un papel fundamental en superar en gran medida estos desafíos. Generalmente, las matronas dedican más tiempo a la atención individualizada, lo que favorece una discusión más profunda y detallada sobre las opciones disponibles y las preferencias de la mujer. Además, la relación a largo plazo que puede establecer con la mujer favorece un acompañamiento constante, lo que refuerza la toma de decisiones informadas y alineadas con sus valores sobre su salud sexual y reproductiva. Actúa como una pieza clave para que la atención sea más participativa, respetuosa y efectiva.
En la actualidad, el implante hormonal se ha consolidado como una opción segura para la anticoncepción de larga duración, ofreciendo a las mujeres, desde la menarquía y hasta el final de su vida reproductiva, una alternativa discreta, reversible y confiable con un perfil de seguridad favorable, bien tolerado en la mayoría de las usuarias y puede utilizarse incluso inmediatamente después de un parto o un aborto, lo que facilita su incorporación en diferentes momentos del ciclo reproductivo y en distintas circunstancias.
Sin embargo, el implante hormonal se asocia con alteraciones en los patrones de sangrado uterino, que pueden variar desde la amenorrea hasta un sangrado frecuente no programado. En general, muchas mujeres perciben una reducción en la cantidad y frecuencia, no obstante, algunas usuarias pueden experimentar patrones de sangrado irregular, frecuente o prolongado que pueden persistir y generar incomodidad o preocupación pudiendo afectar a su satisfacción y adherencia al método llegando a considerar el sangrado no programado lo suficientemente molesto como para considerar la extracción del implante anticonceptivo.
Es importante que los profesionales de la salud directamente implicados, médicos de familia y matronas, estén informados sobre las causas de estos cambios y de las estrategias para manejarlos de manera efectiva y, antes de retirar un anticonceptivo altamente seguro, se ofrezca a las usuarias un tratamiento médico para minimizar sus síntomas. No existen comparaciones de la eficacia de las diferentes opciones de tratamiento para el sangrado no programado, por lo que se desconoce la estrategia terapéutica óptima para manejar estos patrones de sangrado no aceptables.
Diferentes autores proponen comenzar con asesoramiento de apoyo (explicando que el sangrado no es peligroso ni disminuye su eficacia y que probablemente mejorará con el tiempo y recomendando utilizar un diario de sangrado para registrar de manera detallada la duración, cantidad y características del sangrado, ayudando a tener una visión clara de su patrón) y ofrecer la administración de AINE como terapia inicial o terapias hormonales complementarias, como anticonceptivos orales combinados o progestágenos adicionales, durante un período determinado. Estas estrategias pueden evitar que las mujeres abandonen el método y disminuir el riesgo de embarazos no deseados. El implante hormonal es el método más efectivo, incluso más que la vasectomía y la esterilización tubárica.
La asesoría y el seguimiento cercano por parte de la matrona son fundamentales para identificar y tratar estos casos de manera oportuna, garantizando así la continuidad y aceptación del método. Puede ayudar a identificar si estos cambios pueden ser normales o si podrían indicar algún problema que requiera atención médica. También ofrecer apoyo emocional, responder dudas y proporcionar recomendaciones para manejar los sangrados irregulares.
